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Las olas de calor

En verano es frecuente escuchar y ver a través de los diversos medios de comunicación que se acerca una ola de calor. ¿Pero qué es una ola de calor? Desafortunadamente, a día de hoy no existe una definición universal, clara y consensuada referente a lo que es una ola de calor. ¿Cuál es el motivo? La circunstancia por excelencia que rige a una ola de calor es la temperatura. No en todo el planeta tenemos la misma temperatura, cada región y país presenta diferentes características climáticas, por lo que, en este caso, el régimen termométrico de cada uno de estos lugares es distinto. Con ello, la percepción y adaptación en cuanto al calor es desigual en cualquier lugar. Una temperatura de 25 ºC en España sería confortable para su población, mientras que esos mismos grados en Noruega resultaría exagerado y difícil de soportar, ya que están acostumbrados a unas temperaturas mucho más bajas. También ocurre en un mismo país. Una temperatura de 30 ºC en Barcelona puede ser incómodo y molesto para sus habitantes, mientras que esos mismos grados en Sevilla son fáciles de soportar, porque allí es algo más habitual.

Una aproximación a la definición de ola de calor

Al no haber una definición unánime de lo que es una ola de calor y, en consecuencia de lo comentado, cada país dispone de sus definiciones, por lo que los criterios de identificación de olas de calor y los modos de hacer frente a sus efectos son distintos. Si buscamos una primera definición básica y general para hacernos una idea de lo que es, podemos definir la ola de calor como una situación en la que durante varios días consecutivos se superan ampliamente los valores de temperatura máxima respecto a la que debería haber en el momento en el que se produce.

Tratemos de indagar algo más en la definición. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), define ola de calor como una situación de mínimo tres días consecutivos en que en un 10% o más de estaciones se registran temperaturas máximas por encima del percentil 95 de la serie de temperaturas máximas diarias entre los meses de julio y agosto para el período 1971-2000. Si estos registros se superan durante uno o dos días consecutivos, la situación no será calificada de ola de calor sino de episodio de calor.

 ¿Y qué quiere decir percentil 95? En este contexto, significa que de todos los valores de temperatura máxima registrados en los meses de julio y agosto durante los años comprendidos entre 1971 y 2000, se escoge el 5% de los valores más altos de todos los registros. El valor más bajo del 5% seleccionado es el límite para determinar si hay o no episodio u ola de calor.

A modo más práctico, si tenemos en cuenta los valores de temperatura máxima de los 31 días de julio y agosto durante 30 años (período 1971-2000), tenemos un total de 1.860 valores de temperatura máxima (uno por día). De todos éstos, al basarnos en el percentil 95, lo que estamos haciendo es seleccionar el 5% de los valores de temperatura más altos, por lo que si tenemos en cuenta que tenemos 1.860 valores, el 5% son 93. Y una vez determinados los 93 valores, se escoge el más bajo de ellos, siendo, pues, el valor límite establecido como umbral para determinar si hay o no episodio u ola de calor. Esta metodología se aplica para cada una de las distintas ciudades. En Barcelona, por ejemplo, el umbral de temperatura máxima es de 30,9 ºC, es decir, si se llega a ese valor o se supera durante tres o más días consecutivos en un 10% o más de sus estaciones (Barcelona y alrededores), la situación será de ola de calor. Si esta misma situación sucede sólo durante uno o dos días consecutivos, será considerado episodio de calor. En Madrid, el umbral de temperatura máxima es de 36,4 ºC (AEMET, 2015).

Origen de una ola de calor

Ahora que sabemos qué es una ola de calor, comentemos brevemente cómo se forman y llegan a nuestro país. A modo básico, una ola de calor viene marcada por una importante irrupción cálida y seca proveniente del centro del continente africano, llevando consigo altas temperaturas, escasa nubosidad y ausencia de precipitaciones. A menudo, esta irrupción cálida hacia la península se ve favorecida por el desarrollo y desplazamiento hacia el sur de una borrasca situada en el océano Atlántico. La extensión y movimiento de esta depresión hacia latitudes más bajas (hacia el sur en el caso del hemisferio norte), obliga a los anticiclones a ascender más hacia el nordeste (no pueden subir “rectos” porque la borrasca lo impide), y junto a ellos les acompañan, a menudo, las irrupciones cálidas y secas que pueden acabar propiciando los episodios y olas de calor.

Figura 1. Mapa de temperaturas a 850 hPa del domingo día 5 de julio de 2015. Fuente: Meteociel.

En este mapa correspondiente al 5 de julio de 2015 se puede observar claramente la irrupción de la lengua cálida hacia la Península Ibérica. Esta situación corresponde a la última ola de calor registrada el año pasado.

Propiedades de las olas de calor

Magnitud: depende de los niveles de temperatura máxima que se alcancen. Evidentemente, a mayor temperatura, mayor magnitud tendrá la ola de calor. Además, hay factores que pueden aumentar su intensidad, como el régimen de vientos de terral y la coincidencia de que la ola de calor suceda coincidiendo con el solsticio de verano (más horas de insolación).

Extensión: por lo general, las olas de calor presentan una superficie de centenares de kilómetros, aunque no es nada inusual ver situaciones en las que llegan a varios miles de kilómetros desde su formación. Sí que fue algo excepcional en ese sentido la ola de calor del 2003, que llegó a países como Reino Unido y Alemania.

Durabilidad: el tiempo en el que hay una ola de calor suele oscilar entre los tres días y una semana, dependiendo de su magnitud, extensión y velocidad a la que se desplaza.

Ocurrencia: las olas de calor suceden con menor frecuencia de las que se cree. Y es que en numerosas ocasiones se confunde episodio de calor (situación mucho más habitual), con ola de calor. Con ello, una ola de calor no tiene un patrón fijo de ocurrencia, dependerá del comportamiento sinóptico. Si bien es cierto que con la proyección de un aumento de las temperaturas en las próximas décadas, se prevé un incremento en las probabilidades de que se produzca una ola de calor.

Espero que con este post tengáis una idea más clara de qué es una ola de calor, un fenómeno clásico durante el verano en nuestras latitudes aunque no ocurra todos los años.

Bibliografía:

  • AEMET: Agencia Estatal de Meteorología. Olas de calor en España desde 1975. 2015. 11 p.