Los ecosistemas son un complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y de microorganismos que interactúan con una unidad funcional. Dentro del ecosistema encontramos dos elementos estructurales, la biocenosis y el biotopo. La biocenosis representa el conjunto de poblaciones biológicas de un área determinada y, además, coinciden en el tiempo. El biotopo es el espacio físico, natural y limitado donde se desarrolla la biocenosis.
Propiedades del ecosistema
En un ecosistema podemos encontrarnos hasta con cuatro propiedades que lo establecen, configuran y desarrollan.
Biostasia u Homeostasia: capacidad de reacción del ecosistema para autoregularse y ajustarse, permitiéndole mantener su estructura a lo largo del tiempo.
Resiliencia: habilidad para resistir a los cambios, asimilarlos y aprovecharlos en beneficio propio.
Diversidad: número de especies que forman parte del ecosistema y presencia relativa de cada una de ellas.
Biodiversidad: variabilidad de los organismos vivos de cualquier procedencia, incluidos en los ecosistemas terrestres, marinos y acuáticos (agua dulce).
Servicios ecosistémicos
Beneficios basados en componentes y procesos de los ecosistemas que son consumidos, disfrutados o que conducen a aumentar el bienestar de los humanos.
Podemos encontrar varios servicios ecosistémicos según sus beneficios.
Beneficios directos: abastecimiento (alimentos, agua, combustibles), y regulación (purificación del agua, polinización, dispersión de semillas).
Beneficios indirectos: soporte (formación y retención de suelos, circulación del agua), y culturales (sistema de conocimientos, educación).
Tipos de ecosistemas
En España se han considerado ocho ecosistemas terrestres:
– Bosque y matorral esclerófilo
– Bosque y matorral mediterráneo continental
– Bosques atlánticos
– Montaña alpina
– Montaña mediterránea
– Zonas áridas
– Ecosistemas macaronésicos
– Agroecosistemas
Y cuatro ecosistemas acuáticos:
– Marino
– Ríos y riberas
– Lagos y humedales de interior
– Acuíferos