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Los huracanes en el Atlántico durante el 2018

Una vez más resumimos la temporada de huracanes en el Atlántico Norte que finalizó oficialmente el 30 de noviembre. En comparación con otros años, ha sido por lo general tranquilo, sin destacar importantes aspectos fuera de lo común. Aún ha sido más tranquilo si lo comparamos con el 2017, donde hubo mucha actividad y se registró el mayor número de huracanes de categoría superior (de 3 a 5) desde el 2006. Podéis acceder al artículo referente a la actividad de huracanes del 2017 a través del siguiente enlace: Los huracanes del Atlántico durante el 2017.

El 2018 ha registrado un total de ocho huracanes, de los que dos han sido de categoría superior. Ha sido el cuarto año más activo de los últimos 10 años, pero los daños materiales han sido muy inferiores respecto varios años atrás, y muy pocos han tocado tierra, haciéndolo de refilón o solamente durante unos pocos centenares de km. La media de huracanes por año cogiendo el período 1910-2018 es de 5,7. De los ocho huracanes registrados, sólo tres han superado los 35 grados de latitud norte, todos ellos de categoría inferior.

En esta tabla se muestran los huracanes registrados este año. Los dos huracanes de categoría superior registrados han sido de categoría 4 (Florence y Michael). Asimismo, del 7 al 15 de septiembre hubo simultáneamente tres huracanes sobre el Atlántico, uno de categoría superior (Florence) y dos de categoría inferior (Helene e Isaac).

Figura 1. Identificación de los huracanes registrados en el Atlántico Norte durante el 2018. Fuente: elaboración propia a partir del National Hurricane Center.

Como se ha comentado, la cifra de huracanes del 2018 no ha sido de las más bajas de la última década, si bien ningún huracán ha llegado a la categoría 5 y en general no han sido huracanes muy intensos y devastadores. Debido a la gran actividad del año pasado, se ha perdido mucha energía calorífica acumulada en el océano. Debemos tener en cuenta que un huracán es el modo por el que el océano libera toda su energía acumulada. La gran cantidad de huracanes del año pasado, junto a la gran magnitud de muchos de ellos, ha hecho que en este año no se haya sumado mucho calor por parte de las corrientes marinas más allá de la energía incidente de la atmósfera.

El huracán Leslie

Mención aparte merece el huracán Leslie. Como ya pasó con Ophelia, este huracán se desplazó hacia Europa muy decididamente. De hecho, llegó a afectar a la Península Ibérica como tormenta extratropical. Se formó justo en medio del océano y empezó a desplazarse hacia el noreste y de forma bastante rápida y llegó a pasar entre las Azores y Canarias. Recordemos que Europa un continente poco acostumbrado a este tipo de fenómenos.

Fuentes de información:

NHC: National Hurricane Center (2018) <http://www.nhc.noaa.gov/>.

Estado de los pantanos en Cataluña: 19-11-18

Este año las precipitaciones están siendo abundantes en buena parte del territorio. Son varios los días en los que ha llovido, y en ocasiones de forma muy intensa con tormentas. Los registros están, a día de hoy, por encima de la media; muy por encima en algunos casos. El mejor indicador de esta dinámica tan positiva de lluvias lo tenemos en el agua almacenada en los pantanos, en los que la mayoría superan claramente tres cuartas partes de su capacidad.

Figura 1. Almacenamiento de agua en los pantanos a fecha del 19-11-18. Fuente: elaboración propia a partir de la Agència Catalana de l’Aigua.

Como se puede observar en el gráfico, seis de los siete pantanos expuestos superan el 80% de su capacidad, mientras que el de Oliana está actualmente en torno al 63%. No es una cifra mala ni mucho menos, ni tampoco es que haya llovido poco en esa zona. Precisamente, debido a la gran cantidad de agua registrada en el lugar y en el Pirineo hacen que el pantano reciba importantes cantidades de agua, por lo que en algunas ocasiones se han tenido que abrir las compuertas.

Para hacernos una mejor idea de la buena situación actual de los pantanos en Cataluña, basta con comparar sus registros actuales con los de hace exactamente un año, donde hubo sequía y los registros eran algo más delicados. La mayor diferencia la encontramos en los pantanos de Susqueda y Sau, con un incremento respecto al año pasado de 43,36 y 39,68 puntos, respectivamente. También destacar el pantano de Rialb, con menos de la mitad del agua disponible hace un año, mientras que a día de hoy ya lleva poco más de un 88%.

Y aún podría haber más agua en los pantanos si en los años anteriores no hubiera habido sequía, ya que el suelo también necesita hidratarse, por lo que en algunos casos una cantidad importante de agua que podría haber ido a parar a los pantanos fue absorbida por el suelo y la vegetación.

Sin duda estamos ante una situación muy buena a nivel hídrico, incluso excesiva en muchos lugares. Al suelo ahora le cuesta tragar agua, los bosques están bien húmedos, algunos ríos se han desbordado y emanan cascadas de rieras que hacía años que no fluían. ¡Que dure!

La Biogeografía

Hace un tiempo os hablé de las denominadas Otras Geografías, basadas en un conjunto de corrientes derivadas en otras percepciones e ideas, y a las que podéis echar un vistazo en el siguiente enlace: Las otras Geografías.

Pero hoy os explicaré una de las disciplinas más importantes dentro de la Geografía Científica, la Biogeografía, un sector que pertenece a la Geografía Física, como también lo son la Climatología y la Geomorfología, entre otros. Para ubicaros un poco y veáis con algo más de detalle en qué consiste la Geografía, os dejo el siguiente enlace, correspondiente a uno de los primeros post de este blog: ¿Qué es la Geografía?

¿Y qué es la Biogeografía?

Es la rama de la Geografía Física que estudia la distribución de los seres vivos, de las comunidades y hábitats que constituyen, así como los factores y procesos que intervienen en su distribución geografía.

Dentro de la Biogeografía encontramos distintas sub-ramas:

– Fitogeografía o Geobotánica: es la geografía de las plantas.

– Zoogeografía: basada la geografía de los animales.

– Corología: estudia la distribución y delimitación de las áreas a la que pertenecen los distintos organismos.

– Paleobiogeografía: se encarga de analizar la distribución y la ecología de los seres vivos en tiempos geológicos pasados.

– Bioclimatología: consiste en investigar las interacciones entre el clima y los seres vivos, especialmente los efectos del clima sobre los animales y las plantas.

– Palinología: es el estudio del polen y de las esporas actuales y fósiles.

En este artículo nos quedaremos con el estudio y análisis basado en la vegetación, es decir, la Fitogeografía, Geobotánica o Biogeografía, mismamente. Pero no nos adentraremos en el análisis puro y duro de la vegetación, puesto que daría para muchos post y horas y horas de contenidos. Nos centraremos en algunos aspectos genéricos.

Los niveles de organización biológica

A la hora de entender, identificar y clasificar la vegetación, hay cuatro niveles en los que se recopila la información para un mejor análisis y estudio. Seguidamente se muestran de más genérico a más localizado.

– Paisaje: porción espacial percibida por un observador, caracterizada por la combinación e interacción de elementos físicos, bióticos y antrópicos.

Ejemplo: conjuntos arbóreos de encinas (encinares), carrascas (carrascales) y distintos tipos de matorrales y especies herbáceas en pleno bosque.

– Comunidad: compilación de seres vivos que ocupan un territorio definido.

Ejemplo: conjunto de encinas (encinares) y carrascas (carrascales).

– Población: agrupación de individuos de una misma especie que habitan en un área determinada.

Ejemplo: conjunto de encinas (encinares).

– Organismo: es la vegetación propiamente dicha.

Ejemplo: encina.

Distribución geográfica de la vegetación

Es importante tener en cuenta cómo se distribuye la vegetación en todo el planeta, ya que de ese modo se comprenden mejor las características y comportamientos de las distintas especies. Por lo general, se habla de la longitud (zonificación de oeste a este) y de la latitud (zonificación de norte a sur).

La longitud no presenta una especial incidencia en el desarrollo de la vegetación, puesto que en estos casos son las características y condiciones del terreno las que influyen en ésta (áreas más continentalizadas o insulares, por ejemplo).

La latitud sí tiene una mayor influencia sobre la vegetación, ya que hay un peso importante de las condiciones atmosféricas. Según a qué latitud estemos habrá vegetación que soportará y se adaptará mejor a ambientes más lluviosos, más áridos, más templados o más fríos.

Hay un tercer factor muy importante, la altitud. En varios centenares de metros de cota podemos encontrarnos con una vegetación heterogénea, cada una acostumbrada a unas dinámicas térmicas diferentes. En zonas bajas suelen abundar especies más imponentes, con mayor envergadura y masa foliar, mientras que zonas altas la vegetación predominante suele ser herbácea y de matorral, de dimensiones reducidas y conviviendo con los prados.

La influencia del clima y el suelo

La Climatología, la Edafología y la Geología (éstas dos últimas implicadas con el suelo) son condicionantes muy importantes en la distribución, crecimiento y desarrollo de la vegetación. No se puede entender la localización y comportamiento de las especies sin tener en cuenta esos condicionantes. Los diversos tipos de vegetación dependen, en gran medida, del clima al que estén expuestos (frío, aridez, etc.), del sustrato edáfico en el que se arraiguen (suelos ricos en nutrientes, compactos, etc.) y de la superficie litológica en la que se consoliden (suelo calizo, arcilloso, etc.).

Para hacernos una idea de la importancia de estos factores, podemos poner a modo de ejemplo la vegetación del Garraf y Collserola. Ambos macizos están a menos de 15 km en línea recta el uno del otro. Aun así, presentan una vegetación totalmente distinta. El clima del Garraf y Collserola son muy parecidos, ya que suelen tener registros de temperatura y lluvia similares. El motivo por el que tengan plantas, árboles y matorrales distintos lo encontramos en el suelo. En el Garraf predominan las calizas, rocas solubles con grandes porosidades, por lo que su superficie tiene poca capacidad para retener el agua y los nutrientes, por lo que la vegetación más idónea para ese entorno es la que está acostumbrada a situaciones con escasez de agua. Sin embargo, en Collserola abundan pizarras y materiales arcillosos, un terreno más compacto donde hay menos infiltración del agua y los nutrientes, quedándose buena parte en superficie, por lo que la vegetación más idónea para ese entorno es la que está acostumbrada a situaciones más húmedas, algo totalmente distinto que en el Garraf.

¡Buf! Menos mal que eran aspectos genéricos, jeje. Todo esto no es más que la pequeñísima parte de lo que supone la Biogeografía, y a su vez, ésta no es más que una rama de las diversas que tiene la Geografía Física, que es uno de los tres campos de la Geografía. Qué grande es esta ciencia.

Las otras Geografías

Más allá de lo que conocemos y entendemos por la Geografía en si misma (Geografía Científica), existe una variedad de corrientes derivadas en otras percepciones, ideas y, por tanto, en otros conceptos y tipos de Geografía.

Geografía Individual: también conocida como Geografía Subjetiva, es aquella caracterizada por el razonamiento subjetivo, es decir, es la Geografía de cada uno. Dentro de ella encontramos lo que se denomina el hombre geográfico, que es aquél que aplica su experiencia y técnicas en el entorno donde se encuentra.

Ejemplo: la planificación de un trayecto analizando aspectos básicos como el tipo de transporte a utilizar, trayecto, combinación, duración y atajos.

Geografía Popular: a diferencia de la anterior, ésta se rige por la perspectiva colectiva y no individual. Hay una grandísima diversidad.

Ejemplo: festividad de San Juan, que se celebra coincidiendo con el solsticio de verano.

Geografía Mitológica: es la que trata de comprender y aplicar la incidencia del universo hacia el ser humano, pero no desde una óptica científica, sino desde el punto de vista de la creencia no técnica, como la Astrología. La Geografía Mitológica trata, pues, de explicar el funcionamiento del mundo a partir de los seres sobrenaturales, que son los que, a la vista de los implicados en esta corriente, mantienen el mundo.

Ejemplo: la alineación de los planetas incide en la suerte de las personas.

Geografía Legendaria: consiste en el relato de viajes donde se mezclan los aspectos reales e imaginarios.

Ejemplo: los griegos consideraban que viajar al Hemisferio Sur implicaba ser carbonizado por el Sol.

Geografía Imaginaria: similar a la anterior, pero todo es ficticio. Se basa en la trasposición de elementos naturales a marcos sobrenaturales o marcos que no existen.

Ejemplo: existen los osos polares, pero siempre se ha hablado, además, del hombre de las nieves, el Yeti, que habita en zonas nivosas de montaña y suele ser objeto de mitos y cuentos.

Geografía Críptica: parte de la premisa de que hay influencia de fuerzas no observables que actúan sobre la Tierra y el ser humano. Estas fuerzas proceden del interior de la Tierra y de los Astros.

Ejemplo: movimientos de tierra débiles e imperceptibles para el hombre que paulatinamente dejan fisuras en la superficie. Ayer no estaban y hoy sí.

Geografía Leutérica: comporta la adoración de ciertos elementos naturales que presentan unos rasgos muy particulares.

Ejemplo: el agua, ese líquido transparente y sin sabor, es el elemento natural más preciado. Sin agua, no hay vida.

El listado es una clara muestra de la amplitud y transversalidad que adquiere la Geografía, aunque algunos de los presentes casos se fundamenten en hechos acientíficos, sin rigor técnico y de los que desde mi punto de vista personal no presentan ninguna credibilidad.

Roger Tomlinson, el padre de los Sistemas de Información Geográfica

Los Sistemas de Información Geográfica (conocido por las siglas SIG o GIS en inglés aludiendo a Geographic Information System) son una herramienta esencial para el estudio, exploración, análisis e interpretación de los elementos que estructuran y se interrelacionan en el territorio, y poder tomar decisiones en base a ello. Pese a formar parte de la rama de la Geografía Regional por su carácter de análisis de estructuración del territorio, el SIG se aplica en toda la Geografía en general, pero también en otras ciencias muy diversas, como la Geología, las Ciencias Ambientales o incluso la Medicina o la Economía.

Este post va dedicado a la persona que impulsó el SIG y que hizo cambiar para siempre la forma en la que entendemos y trabajamos con los datos espaciales. Se trata de Roger Tomlinson, un reputado geógrafo inglés que es considerado como el padre del SIG. Realizó una Tesis Doctoral que trataba sobre el uso de la tecnología informática para crear, guardar y explotar bases de datos geográficos, y en base a ello creó el Sistema de Información Geográfica de Canadá.

Algunos han comentado que este cambio en la forma de trabajar era de esperar, que alguien lo haría tarde o temprano, pero lo cierto es que Tomlinson fue el pionero, la hazaña le salió bien y se convirtió en todo un referente. Además, hay que tener en cuenta que en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado los ordenadores que había eran simplemente máquinas pesadas y muy lentas, haciendo dudar la efectividad de aplicar un ordenador en estudios geográficos, por lo que mayor fue el mérito del reputado geógrafo inglés, comprobado mediante su Tesis Doctoral en los años 70, gracias a la cual el SIG ha ido adquiriendo un papel muy importante desde ese momento.

¿Y qué nos ofrece el SIG? Nos ofrece infinidad de cosas. Gracias a sus herramientas, podemos geolocalizar ubicaciones imprescindibles a las que, además, les podemos asignar datos, para que con todo ello podamos realizar estudios y análisis de los factores que intervienen en el área de estudio que estamos trabajando, podemos prevenir o reducir daños humanos y materiales a través de la simulación de catástrofes naturales, también tenemos la posibilidad de determinar cuál pude ser el lugar más idóneo para construir una gran infraestructura, como una presa hidroeléctrica teniendo en cuenta condicionantes esenciales como la proximidad a pantanos, poblaciones, vías de transporte y los usos del suelo. Todo eso y muchísimo más gracias al SIG.

Hoy en día podemos encontrarnos numerosos programas dedicados al tratamiento de datos e información que integran herramientas SIG, como ArcGis, QGIS, AutoCAD, gvSIG, Idrisi o MapViewer, que disponen de instrumentos y recursos para el análisis y geoprocesamiento de datos espaciales, o también el mismo Google Earth, que además de ser un visor de mapas también nos permite editarlos y añadir información. Incluso hay software con otros fines que disponen de opciones SIG, como el Adobe Illustrator, pensado más en el diseño, pero muy utilizado también para la gestión de mapas cartográficos.

Sin duda, los SIG forman parte de la vida diaria de muchos, sean o no sean geógrafos. Vivimos en una sociedad cada vez más compleja en un mundo totalmente informatizado, donde cada dato e información es tratado para trabajar y mejorar aún más, y el caso del SIG no es ninguna excepción, y su consolidación es posible gracias a aquel primer paso que hizo Roger Tomlinson hace ya unas cuantas décadas.  

Los huracanes del Atlántico durante el 2017

El pasado 30 de noviembre finalizó oficialmente la temporada de huracanes en el Atlántico Norte. Sin duda, han sido unos meses muy intensos, y es que este 2017 ha registrado la mayor actividad de huracanes de los últimos seis años, y siendo, además, la temporada con más huracanes de categoría superior (de 3 a 5) desde el 2006. En total, ha habido 10 huracanes de los que seis han sido superiores. Si queréis ver cómo fue la actividad el año pasado, podéis acceder al artículo a través del siguiente enlace: Los huracanes del Atlántico durante el 2016.

Cabe destacar que el 2017 ha presentado una de las temporadas de huracanes más activas de las últimas décadas. Muestra de ello son los más de 207 mil millones de dólares registrados en daños, la cifra más alta de la historia. El número de huracanes, la intensidad, la trayectoria, la velocidad de desplazamiento y los días de duración del fenómeno, son los factores que determinan los daños y pérdidas materiales y personales, junto con la disposición y calidad de las infraestructuras y la cantidad de población expuesta a los ciclones. Para hacernos una idea de la excepcionalidad de esta temporada, podemos compararla con la del año 2005. Ese año fue (y lo sigue siendo) el más activo en cuanto a huracanes, registrándose un total de 15 (cinco más que este año), de los cuales siete fueron de categoría superior (uno más respecto esta temporada). Aun así, la cifra por los daños originados fue de 159 mil millones de dólares, casi 50 millones menos que este año.

Tabla 1. Identificación de los huracanes registrados en el Atlántico Norte en 2017. Fuente: elaboración propia a partir del National Hurricane Center.

En esta tabla se muestran los huracanes registrados este año. De los seis huracanes de categoría superior registrados, dos han sido de categoría 5 (Irma y María). Asimismo, se llegaron a formar tres huracanes de categoría superior de forma seguida (Harvey, Irma y José), de hecho, cinco de los seis ciclones registrados en tan solo un mes y medio (de mediados de agosto a finales de septiembre), fueron de categoría superior. Otro dato a considerar es la trayectoria que han realizado. La mitad de los huracanes superaron los 35 grados de latitud norte, de los cuales, uno superó dicha latitud siendo categoría superior, el huracán Ophelia. Esta circunstancia no es muy común; al margen de esta temporada, sólo hubo un año de los últimos 10 en que se registró un huracán de categoría superior que superó los 35 grados de latitud norte, el Ophelia, en 2011 (exacto, un huracán con el mismo nombre). Y si nos remontamos hasta 1910, desde ese año hasta la actualidad 43 huracanes han superado los 35 grados de latitud norte siendo de categoría 3, 4 o 5, suponiendo un 15% del total de huracanes que han superado dicha latitud.

La devastación de Irma y María

Ambos ciclones han sido de categoría 5 (la máxima categoría) y se dieron en tan sólo un mes. Tenemos que remontarnos hasta 2005 para ver dos o más huracanes de categoría 5 en una misma temporada. De hecho, en el caso de 2005 hubo cuatro huracanes de la categoría máxima, Emily, Katrina, Rita y Wilma.

Irma, antes de convertirse en huracán, empezó como tormenta tropical el 30 de agosto, aunque al día siguiente ya fue huracán de categoría 1. Su evolución fue tan rápida que antes de acabar el día 1 de septiembre ya se convirtió a categoría 3. De hecho, de los 13 días que duró Irma, en 11 lo hizo como categoría superior. Durante su trayectoria, el ciclón afectó a numerosas islas, como Cuba, Puerto Rico, Barbuda y Bahamas, además del estado de Florida. El balance fue de un centenar de fallecidos y poco más de 100 mil millones de dólares en daños. El día 11 de septiembre volvió a tormenta tropical al norte de Florida, donde se fue debilitando progresivamente.

En el caso de María, comenzó siendo tormenta tropical el 16 de septiembre, pasando a huracán de categoría 1 el día 17, aunque de forma muy rápida alcanzó la categoría 3 al día siguiente. De los 14 días que duró María, seis lo hizo como categoría superior. En su trayectoria, el ciclón afectó varios lugares, como Puerto Rico, República Dominicana, Bahamas y las Bermudas, además de seis estados estadounidenses, como Pennsylvania y Nueva York. El balance fue de casi 1.300 fallecidos y cerca de los 100 mil millones de dólares en daños. El 28 de septiembre se convirtió en tormenta tropical.

Las pérdidas humanas y materiales no solamente se entienden teniendo en cuenta la magnitud de estos huracanes, sino también viendo la vulnerabilidad de las áreas afectadas. Infraestructuras débiles, densidad de población y reiteración de estos fenómenos son otros factores que inciden en los daños físicos y económicos. Además, varias de las regiones han sufrido el paso y la destrucción de los dos huracanes de categoría 5. Estas áreas han sido Islas de Barlovento, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes, Bahamas y Puerto Rico.

Ophelia, el huracán “revelación”

La temporada de huracanes del 2017 estaba siendo muy activa y compleja, varios ciclones tropicales azotando Centroamérica, Caribe y zonas de Estados Unidos, huracanes de todas las categorías, unos tocando tierra, otros trascurriendo cerca de lugares habitados, tres huracanes de categoría superior que se formaban uno tras otro, seis huracanes en tan sólo un mes y medio de los que cinco eran de categoría superior, incluso momentos en los que había hasta tres huracanes de forma simultánea (dos de ellos de categoría superior), pero aún faltaba la guinda al pastel, el huracán Ophelia, que terminaría de adornar lo que ha sido una temporada histórica con permiso del 2005. Y es que este huracán ha dado dolores de cabeza a más de uno, no sólo a los científicos, también a los modelos meteorológicos. El 9 de octubre se observó la formación de una depresión tropical que rápidamente pasaría a tormenta tropical. Con la temperatura del océano a su favor y el aumento de la convección, al cabo de tres días se convirtió en huracán de categoría 1.

Figura 1. Imagen de satélite del huracán Ophelia. Fuente: European Organisation for the Exploitation of Meteorological Satellites (EUMETSAT).

Al llegar a huracán la expectativa era máxima; había mucha incertidumbre acerca de a qué intensidad llegaría, cuál sería su trayectoria y la velocidad de desplazamiento. ¿Por qué tanta expectación? Con Ophelia nos encontrábamos ante un huracán que amenazaba con dirigirse a Europa, un continente poco acostumbrado a este tipo de fenómenos. Además, había dos circunstancias que inquietaba a la masa social, y es que más allá de su recorrido hacia Europa, el ciclón se dirigía al norte del mismo, por lo que hacía todavía más inusual esta situación. El otro factor preocupante era la categoría con la que llegaría al viejo continente. Del día 12 al 15 Ophelia fue oscilando entre las categorías 1 y 2 salvo media jornada del día 14, en que se convirtió en categoría 3 con vientos de 185 km/h, siendo, pues, el huracán de categoría superior que circula más al este del Atlántico de toda la historia desde que se tienen datos, llegando casi a los 13 grados de longitud oeste (los huracanes que afectan al Caribe y Golfo de México se mueven entre los 65 y 110 grados de latitud oeste). Incluso se llegó a pensar que el huracán podría alcanzar la categoría 4, pero finalmente no fue así. Ophelia se convirtió en tormenta extratropical y acabó afectando a la vertiente occidental del Reino Unido.

Sin duda, ha sido una temporada de huracanes en el Atlántico muy intensa, como acabamos de comentar. Cabe recordar que con la formación y desarrollo de un huracán se libera mucha energía del océano, por lo que si tenemos en cuenta que este año ha habido 10 huracanes de los que seis han sido de categoría superior, es probable que en la temporada de 2018 la actividad sea notablemente menor, debido a la gran pérdida de energía calorífica. Evidentemente no es más que una hipótesis. Veremos cómo transcurre la temporada que viene.

Fuentes de información:

El desarrollo local

El desarrollo local es el proceso que permite mejorar la competitividad y la forma de vida de las poblaciones locales (municipios, distritos y barrios). El desarrollo local ofrece a los gobiernos locales, al sector privado y a las instituciones sin ánimo de lucro (como por ejemplo una ONG), la posibilidad de trabajar juntos para mejorar las economías locales, fortaleciendo la competitividad y garantizando el crecimiento económico y el desarrollo sostenible. Cabe señalar que no todas las medidas para favorecer el desarrollo local se deciden, se gestionan y se ejecutan en el ámbito local, sino que algunas de ellas son trabajadas a nivel regional, nacional e internacional, especialmente en aquellos casos donde el territorio local dispone de pocos recursos y/o éstos están poco valorados y no son suficientemente aprovechados.

Principales objetivos del desarrollo local

Para tratar de lograr una mejora del territorio local, se pretenden varias iniciativas:

– Estimular la creación de nuevas empresas

– Apoyar el crecimiento y desarrollo de PYME’s y de agrupaciones de empresas

– Invertir y crear infraestructuras

– Apoyar la regeneración de las zonas locales deprimidas

Ventajas del desarrollo local

La implementación de las diversas medidas y acciones fruto de los objetivos establecidos permite crear un marco estable de desarrollo dentro del ámbito local. Con ello, un desarrollo consolidado proporciona varias ventajas:

– Mejora de las condiciones socioeconómicas, lo que supone un avance muy importante que favorece al nivel de vida y a un aumento positivo de los indicadores del Índice de Desarrollo Humano (IDH).

– Posibilidades de obtener un desarrollo sostenible, hecho que mejora la calidad de vida y redefine el progreso humano y el bienestar global. Además, se mejoran los medios de subsistencia respetando el medio ambiente.

– Mayor capacidad en la ordenación del territorio, por lo que es más fácil buscar el equilibrio entre las ventajas y desventajas existentes a partir de la planificación territorial.

La agricultura ecológica

La agricultura ecológica, también conocida como agricultura biológica u orgánica, consiste en el cultivo sostenible con el medio ambiente a través del uso eficiente de recursos naturales, sin la necesidad de utilizar productos químicos, ya sea para el abono o para hacer frente a las plagas. Esta alternativa ecológica a la agricultura tradicional, la cual yo denomino neocultivo, fue puesta en práctica a principios del siglo XX, y a día de hoy alimenta a poco más de tres mil millones de personas, en torno al 40% de la población mundial.

Por lo general, la agricultura ecológica está pensada para evitar el uso de productos químicos, aunque en caso de su aplicación, se procura que éstos sean los menos contaminantes. Varios científicos defienden la actividad agrícola ecológica como un sistema eficiente tanto a nivel ambiental y económico, así como en la gestión de los recursos naturales. Existen numerosas granjas orgánicas como productoras de forma eficiente y sostenible. No usan fertilizante nitrogenado ni plaguicidas. Tienen una producción inferior a las granjas convencionales, pero la pérdida en ingresos es compensada por el ahorro de no comprar sustancias químicas de uso agrícola (Commoner, 1992).

Así, pues, los principales objetivos de la agricultura ecológica son la obtención de alimentos saludables, de mayor calidad nutritiva, sin la presencia de sustancias de síntesis química y obtenidos mediante procedimientos sustentables.

Con todo, son diversas las ventajas que proporciona la agricultura orgánica. Seguidamente destacamos cuatro:

– Eficiencia económica y ambiental, por lo que los beneficios son evidentes a largo plazo y la contaminación del ecosistema es mínimo.

– Obtención de alimentos orgánicos, hecho que facilita la conservación de la fertilidad de la tierra.

– Comportamiento óptimo del sustrato edáfico y herbáceo, evitando que se apelmace el suelo y se mantenga la humedad en la vegetación restante en el cultivo.

– Calidad en proceso de cultivo, circunstancia que no sólo permite la obtención de alimentos saludables, sino que esta forma de producción también mejora las condiciones de vida de los que se dedican a este tipo de agricultura.

Bibliografía:

  • COMMONER, B. En paz con el planeta. Barcelona: Ed. Crítica, 1992. 257 p.

Estado de los pantanos en Cataluña: 29-10-17

Durante los últimos meses ha habido pocas lluvias en Cataluña, de hecho, en todo el territorio los registros están, a día de hoy, claramente por debajo de la media. Una de las consecuencias la encontramos en los pantanos catalanes, donde muchos de ellos presentan un almacenamiento de agua poco superior a la mitad. Si bien hace uno días hubo un episodio abundante de precipitaciones, el suelo y la vegetación necesitan mucha aportación hídrica, por lo que todo lo precipitado ha sido literalmente absorbido por el terreno. Así, pues, podríamos decir que los pantanos ni se han enterado de las lluvias de los últimos días.

Figura 1. Almacenamiento de agua en los pantanos a fecha del 28-09-17. Fuente: elaboración propia a partir de la Agència Catalana de l’Aigua.

Como se puede observar en el gráfico, sólo cuatro de los siete pantanos expuestos superan el 50% de su capacidad (Camarasa, La Baells, Susqueda y Terradets), mientras que solamente uno, el de Camarasa, supera discretamente el 60%.

Para hacernos una mejor idea de la delicada situación de los pantanos en Cataluña, el pantano de Terradets (perteneciente a la Red Hidrográfica del Ebro), es uno de los más pequeños de Cataluña, con una capacidad máxima de 33,2 hectómetros cúbicos, por lo que en situaciones favorables de precipitación facilita la disposición de agua en dicho pantano, pese a ello actualmente el nivel de embalse apenas supera el 50%, por lo que la dinámica es bastante mala.

Estamos, pues, en una situación delicada. Pantanos como Rialb y Sau están por debajo del 50%, y otros como el de Oliana ni siquiera llegan al 40% de su capacidad. No estamos ante un escenario de sequía severa, pues la mayoría de los pantanos no presentan un almacenamiento inferior al 30%. Pese a ello, algunas consecuencias de la falta de lluvias se traducen, además de poco almacenamiento en los pantanos, en un aumento de estrés hídrico de la vegetación, incendios forestales y agotamiento del agua de acuíferos. Buscando un enfoque optimista, nos adentramos en los meses de invierno, por lo que la evaporación por calor disminuirá por las temperaturas más bajas y la reducción de las horas de sol. Evidentemente, la mejor noticia sería entrar en una dinámica estable de lluvias y remontar los pantanos. También será importante la gestión de los recursos hídricos.

La vegetación del Montseny

La primavera es la época del año más propicia para disfrutar de la naturaleza en su estado puro. Uno de los lugares más característicos para apreciarla es en el Montseny, uno de los parques naturales por excelencia de Cataluña. Situado en la Cordillera Pre-litoral, el área del Montseny cuenta con una gran variedad de especies vegetales y animales que conviven con la heterogeneidad del clima local y al complejidad del paisaje.

Localización del Parque Natural del Montseny
Figura 1. Localización del Parque Natural del Montseny. Fuente: elaboración propia a partir de Google Maps.

La vegetación que podemos encontrar en el Montseny es muy variable. Esta diversidad y su distribución están condicionadas por tres factores: el clima, el tipo de suelo y el hombre. Las plantas más representativas en el Montseny son el acebo, el brezo, el helecho, el enebro y el galanto.

Figura 2. Acebo. Foto: A. Alguacil.
Figura 3. Helecho. Foto: A. Alguacil.
Tabla 1. Principales plantas en el Montseny. Fuente: elaboración propia a partir de trabajo de campo.

En cuanto a los árboles, destacamos la encina, el avellano, el castaño, la haya, el abeto rojo y el roble albar.

Figura 4. Encina. Foto: Pere Roger.
Figura 5. Castaño. Foto: Xavier Varela.
Tabla 2. Principales árboles en el Montseny. Fuente: elaboración propia a partir de trabajo de campo.

Algunos de estos árboles conforman importantes bosques. Destacamos unos cuantos, como el bosque de encinas (encinar), bosque de hayas (hayedo) y bosque de robles de albar (robledal de robles de albar).

En la siguiente imagen se puede ver uno de los hayedos que encontramos en el Montseny. En la parte inferior de la fotografía se contempla la hojarasca (hojas, ramas, tronquitos…), que cubre el sotobosque. Hay hojarascas que pueden tener más de 35 cm de profundidad.

Figura 6. Hayedo. Foto: A. Alguacil.

Como he dicho anteriormente, uno de los factores que inciden en la distribución de la vegetación presente en el Montseny es el clima. Podemos ver un ejemplo con la ubicación de los bosques mencionados líneas arriba.

Figura 7. Cliserie de vegetación del Montseny. Fuente: Panareda (1991).

En esta ilustración podemos ver la disposición altitudinal de la vegetación del Montseny cogiendo como ejemplo el perfil del Turó de l’Home. A medida que vamos ascendiendo de metros las características climáticas van cambiando; en las altitudes más bajas hay temperaturas más suaves y más incidencia de la humedad por parte de la fachada marítima, mientras que en las partes más altas las temperaturas son más bajas y, por lo tanto, las condiciones de vida de la vegetación que crece y se desarrolla en estas altitudes son más adversas. Este hecho favorece a una mayor presencia de matorrales capaces de aguantar bajas temperaturas, escarchadas y fuertes vientos.

En la ilustración que estamos comentando se puede observar que la formación de bosque típica del Montseny presente a menor altitud es la encinar. De manera aproximada, la encinar lo podemos encontrar entre el nivel del mar y los 1.000 metros. Este tipo de bosque acostumbra a ser denso y le es muy favorable el ambiente húmedo y sub-húmedo. Dentro del intervalo altitudinal en el que se encuentra el encinar encontramos dos tipos de formaciones de encinas. Por un lado tenemos el encinar con durillo, ubicado entre el nivel del mar y los 600 metros. Este tipo de encinar se ve favorecido por temperaturas suaves y humedad. Además, podemos encontrar algunos arbustos como el aladierno (Rhamnus alaternus) y la madreselva etrusca (Lonicera etrusca). Y por otro lado tenemos el encinar montañoso, situado entre los 600 y 1.000 metros de altitud. Este tipo de encinar soporta temperaturas más bajas, pero no le es favorable los episodios de frío extremo. Dentro del encinar montañoso podemos encontrar plantas herbáceas como la verónica (Veronica officinalis).

Continuando más arriba nos encontramos con los bosques de robles de albar. Tienden a localizarse a partir de los 1.000 metros sobre el nivel del mar y se desarrollan, sobre todo, en lugares húmedos y silicios, a pesar de que también los podemos encontrar sobre suelos calizos. Además, en las altitudes más elevadas de los robledales de robles de albar podemos encontrar ocasionalmente algunos árboles como el pino rojo (Pinus sylvestris).

Y la última formación boscosa a destacar del Montseny es el hayedo. La altitud mínima en la que podemos encontrar comunidades de hayas es de unos 1.200 metros, aproximadamente, a pesar de que hay casos en los que los podemos encontrar mucho más por debajo, si bien, necesitando mucha más humedad y que el terreno sea sombrío. La altitud más elevada en la que podemos encontrar los hayedos no supera los 2.000 metros. La haya es un árbol muy característico debido a su tronco cilíndrico y muy delgado; además, tiene una longevidad bastante destacada (puede vivir hasta 250 años).

Es evidente, pues, que el clima es un factor clave en la localización y distribución de la vegetación, puesto que cada planta, árbol, matorral, etc., tiene sus características y capacidades de aguantar y desarrollarse en un tipo de clima u otro.