Mes: octubre 2017

Estado de los pantanos en Cataluña: 29-10-17

Durante los últimos meses ha habido pocas lluvias en Cataluña, de hecho, en todo el territorio los registros están, a día de hoy, claramente por debajo de la media. Una de las consecuencias la encontramos en los pantanos catalanes, donde muchos de ellos presentan un almacenamiento de agua poco superior a la mitad. Si bien hace uno días hubo un episodio abundante de precipitaciones, el suelo y la vegetación necesitan mucha aportación hídrica, por lo que todo lo precipitado ha sido literalmente absorbido por el terreno. Así, pues, podríamos decir que los pantanos ni se han enterado de las lluvias de los últimos días.

Figura 1. Almacenamiento de agua en los pantanos a fecha del 28-09-17. Fuente: elaboración propia a partir de la Agència Catalana de l’Aigua.

Como se puede observar en el gráfico, sólo cuatro de los siete pantanos expuestos superan el 50% de su capacidad (Camarasa, La Baells, Susqueda y Terradets), mientras que solamente uno, el de Camarasa, supera discretamente el 60%.

Para hacernos una mejor idea de la delicada situación de los pantanos en Cataluña, el pantano de Terradets (perteneciente a la Red Hidrográfica del Ebro), es uno de los más pequeños de Cataluña, con una capacidad máxima de 33,2 hectómetros cúbicos, por lo que en situaciones favorables de precipitación facilita la disposición de agua en dicho pantano, pese a ello actualmente el nivel de embalse apenas supera el 50%, por lo que la dinámica es bastante mala.

Estamos, pues, en una situación delicada. Pantanos como Rialb y Sau están por debajo del 50%, y otros como el de Oliana ni siquiera llegan al 40% de su capacidad. No estamos ante un escenario de sequía severa, pues la mayoría de los pantanos no presentan un almacenamiento inferior al 30%. Pese a ello, algunas consecuencias de la falta de lluvias se traducen, además de poco almacenamiento en los pantanos, en un aumento de estrés hídrico de la vegetación, incendios forestales y agotamiento del agua de acuíferos. Buscando un enfoque optimista, nos adentramos en los meses de invierno, por lo que la evaporación por calor disminuirá por las temperaturas más bajas y la reducción de las horas de sol. Evidentemente, la mejor noticia sería entrar en una dinámica estable de lluvias y remontar los pantanos. También será importante la gestión de los recursos hídricos.

Seguimiento de la sequía (enero-septiembre 2017)

La dinámica pluviométrica de los últimos años en Cataluña no es nada buena. De hecho, siete de los últimos diez años han sido secos, especialmente 2006 y 2015, donde en dos tercios del territorio se registró un 40% menos de lluvia respecto a la cantidad que debería haber caído según la media climática.

Es evidente que nos encontramos, desde hace muchos meses, en una situación importante de sequía. Sin ir más lejos, en lo que llevamos de año, sólo marzo ha sido claramente húmedo, aun así, con escasa precipitación en el extremo sur y comarcas de Girona. Asimismo, acabamos de pasar por el mes de septiembre más seco de los últimos cuatro años. En el siguiente enlace podéis acceder al resumen del mes de septiembre del presente año: Resumen termopluviométrico del mes de septiembre en Cataluña (2017).

Figura 1. Precipitación acumulada en Cataluña desde enero hasta septiembre de 2017. Fuente: elaboración propia a partir de estaciones del Servei Meteorològic de Catalunya.

En este mapa podéis ver la precipitación acumulada en Cataluña este año desde el 1 de enero hasta el 30 de septiembre. Sólo una parte del Pirineo registra cantidades óptimas de precipitación. De todas las estaciones disponibles del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC), las que más agua han recogido en sus pluviómetros son Espot, con 1.086 mm, Certascan (municipio de Lladorre), con 1.019 mm y Lac Redon (Vielha e Mijaran), con 1.016 mm. Por contrapartida, en el resto del territorio los registros son muy escasos, especialmente en el sur, donde en muchos lugares apenas se llegan a los 200 litros por metro cuadrado. Hasta la fecha, la estación con menor lluvia registrada es Vinyols i els Arcs, con 162 mm. Le siguen Aitona y Pantà de Riba-roja (municipio de Riba-roja d’Ebre), con 176 y 179 mm, respectivamente.

Debido a la variedad de los procesos meteorológicos (masas de aire, frentes, régimen de vientos, etc.) y a la complejidad del territorio (zonas llanas, cordilleras de diversa extensión y altura, áreas forestales, zonas continentalizadas y marítimas, etc.), la distribución pluviométrica en Cataluña presenta una irregularidad muy marcada, así, pues, el comportamiento de la pluviometría es distinto en las diferentes zonas, por lo que un registro de 700 mm anuales que para un lugar puede estar dentro de la media climática, para otros, esos mismos 700 mm pueden estar muy por debajo de la media o bien muy por encima.

Figura 2. Porcentaje de precipitación acumulada en Cataluña desde enero hasta septiembre de 2017 respecto a la media climática anual del período 1981-2010. Fuente: elaboración propia a partir del mapa de la figura 1 y de estaciones con serie climática del Servei Meteorològic de Catalunya.

Con lo ya comentado, es obvio que ha caído muy poca agua en lo que llevamos de año. Para entender mejor si la lluvia registrada en el Pirineo, en el sur de Cataluña, en el interior, en las costa, etc., es mucha o poca respecto a lo que debería caer en estos lugares, este mapa nos muestra el porcentaje de lluvia registrada de enero a septiembre respecto a la media climática anual del período 1981-2010.

Podemos ver tres zonas claramente diferenciadas. En el litoral, prelitoral, centro, comarcas del Ebro y de Girona ha llovido solamente entre el 40 y 60% de lo que debería hacer hasta final de año. Dicho de otro modo, se ha registrado la mitad de lo que tendría que caer.

La segunda zona comprende Poniente, interior de Tarragona, alguna comarca de Barcelona, Prepirineo y Pirineo Oriental. En estos casos se ha registrado en lo que llevamos de año entre el 60 y 80%, es decir, a estos lugares les queda en torno al 20 y 40% de lluvia para llegar a su media climática anual correspondiente. Si ejemplificamos a la ciudad de Lleida, la media de precipitación anual teniendo en cuenta el período 1981-2010 es de casi 360 mm. Actualmente la ciudad lleva registrados 225 mm, por lo que sólo ha caído un 62% de lluvia respecto a la media. Para llegar a esa media y no ser, por tanto, un año seco, deberían caer unos 130 mm más hasta final de año.

Por último, tenemos parte del Pirineo Occidental y oeste de la Cerdanya, donde, a falta de dos meses y medio para terminar el año, se ha igualado y superado la media anual. En puntos del Pallars Sobirà se lleva registrado casi un 140% de lluvia, es decir, ha llovido un 40% más de lo que debería haber hecho, y el año todavía no ha acabado. Pese a esta circunstancia, el contexto de superávit hídrico sólo se está dando en una pequeña porción del territorio.

Veremos cómo acaba el año. Bien no terminará, porque si llueve todo lo que no ha llovido hasta ahora (cosa bastante improbable) los daños materiales y sobre el medio serán terribles, y si llueve poco cerraremos un año seco, otro más. Lo mejor que puede ocurrir es acabar el año con la poca agua que pueda caer y confiar en que el siguiente sea más lluvioso.

Fuentes de información:

Resumen termopluviométrico del mes de septiembre en Cataluña (2017)

Septiembre ha sido un mes frío en cuanto a las temperaturas y seco respecto a las precipitaciones. Curiosamente, dos de los tres últimos meses de septiembre (2015 y 2017) han sido fríos, aunque a nivel de precipitaciones han sido muy secos. En este enlace podéis ver el resumen de temperaturas y precipitaciones del mes de septiembre del 2015: Resumen termopluviométrico del mes de septiembre en Cataluña.

Figura 1. Temperatura respecto a la media climática de septiembre. Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

En este mapa correspondiente a la figura 1 se puede observar la variación de la temperatura respecto a la media climática para el mes de septiembre. Prácticamente en toda Cataluña se ha registrado una temperatura por debajo de la media a excepción de lugares entre las comarcas del Baix Camp, Ribera d’Ebre y Baix Ebre, y aun así, no han superado la media climática. Dentro de este contexto de temperaturas por debajo de la media del mes de septiembre, las zonas que han experimentado un descenso más disimulado han sido la costa del sur de Tarragona y las comarcas de la Regió Metropolitana de Barcelona (RMB). Mientras las áreas donde las temperaturas han sido clara y notablemente más bajas respecto a la media climática de septiembre han sido las correspondientes al extremo del Pirineo, tanto Occidental (norte del Alt Pirineu y Aran) como Central (comarca de la Cerdanya, básicamente). En estos lugares ha habido casi 3 grados menos respecto a la media.

Figura 2. Precipitación respecto a la media climática de septiembre. Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

En cuanto a la pluviometría, el mes de septiembre ha sido seco. Tan solo algunas comarca del nordeste de la provincia de Barcelona han registrado lluvias discretamente por encima de la media, donde se han dado, aproximadamente, unas anomalías positivas del 130%, es decir, ha llovido un 30% más de lo debería haber llovido.

Otros lugares han registrado una precipitación relativamente cerca a la media, especialmente zonas de la provincia de Girona, donde en muchos casos ha caído un 90% respecto a la media. Dicho de otro modo, ha faltado un 10% para llegar a la media climática de septiembre.

Por contrapartida, el resto del territorio, que supone algo más del 70% de Cataluña, ha experimentado una fuerte carencia hídrica durante este mes. En muchos lugares, especialmente de la mitad sur, apenas se han registrado un 30% de precipitación acumulada respecto a la media climática de septiembre, es decir, ha caído algo menos de un tercio de lo que debería haber llovido.

Dada a la mala dinámica pluviométrica que se lleva dando desde hace muchos meses, estos datos del mes de septiembre no reflejan más que una evidencia de que estamos pasando por un importante ciclo de sequía, escenario que, hasta el momento, no se le ve ningún fin.

Resumen de las lluvias de los días 24 y 25 de marzo de 2017

Sin duda este episodio ha sido considerado como algo histórico en muchos aspectos. Lluvias torrenciales, registros atípicos para un mes de marzo en muchos lugares, nevadas inesperadas en cotas muy bajas y, cómo no, aparato eléctrico.

Días atrás se llevaba pronosticando una situación meteorológicamente interesante con la que esperábamos sumar unos cuantos litros de agua muy necesitados. Además, por el modo en cómo se podía configurar la situación, parecía que la tan deseada lluvia sería muy beneficiosa por su extensión e incluso estábamos ante la posibilidad de ver nieve en torno a los 800 metros y puntualmente por debajo.

La causante, una borrasca en el Mediterráneo

Estas situaciones no son nada fáciles de prevenir, ya que un ligero movimiento de la perturbación (dada su envergadura, ese pequeño desplazamiento puede suponer de unos centenares de kilómetros), podría dejarnos con escasas o nada de lluvia en beneficio de otros lugares, como ya pasó días atrás en Valencia, en detrimento de Cataluña.

Figura 1. Situación sinóptica del 24-03-17 con presión atmosférica en superficie. Fuente: Meteociel.

Esta vez la borrasca se ha desplazado por las zonas oportunas para pillar bastante agua, especialmente en zonas del litoral y prelitoral catalán. En esta imagen se puede ver un mapa del viernes 24 de marzo con la presión atmosférica a nivel de mar. En el Mediterráneo, en el sector oriental de las Baleares, contemplamos la borrasca (B de color amarillo), que nos afectó; las flechas rojas indican la procedencia de las precipitaciones. Asimismo, hemos indicado la borrasca enclavada al oeste de Portugal, ya que ambas forman parte de una extensa área de depresión situada en la Península Ibérica (líneas verdes discontinuas). A grandes rasgos se trata, pues, de una gran depresión con dos núcleos, uno de ellos (el de Baleares), es el que ha afectado a Cataluña.

Registros de precipitación muy destacados

Ante el escenario ya comentado, las precipitaciones hicieron acto de presencia desde primeras horas de la mañana del viernes. Cabe decir que no se esperaba un episodio tan contundente como el que hemos tenido. Según avanzaba la jornada, las precipitaciones iban siendo más extensas y más intensas.

Figura 2. Radar meteorológico a las 23:00 del 24 de marzo (+1 UTC). Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

En la imagen del radar se contempla cómo la precipitación va ganando entidad, especialmente en el Penedès y en puntos del Área Metropolitana de Barcelona. Además, durante las precipitaciones hubo granizo en muchos puntos y aparato eléctrico, sobre todo en la costa central y en la zona del Vallès.

Figura 3. Mapa de rayos registrados entre los días 24 y 25 de septiembre de 2017. Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

El mapa muestra los rayos registrados en Cataluña entre el viernes 24 y el sábado 25. La mayor actividad eléctrica se concentró en la noche del viernes al sábado. Ha sido precisamente en los lugares con más presencia de aparato eléctrico donde se han registrado las precipitaciones más abundantes del episodio.

Figura 4. Principales registros de lluvia entre los días 24 y 25 de marzo de 2017. Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

Como se puede observar, el litoral y prelitoral catalán han registrado la mayor cuantía de precipitaciones, especialmente en la costa central. En varios puntos de las comarcas del Barcelonès, Baix Llobregat, Vallès Occidental y Bages se han superado los 100 litros por metro cuadrado, coincidiendo, como se ha comentado, con las zonas con mayor actividad eléctrica.

La nieve sorprende por debajo de los 300 metros

Uno de los motivos por el que se ha considerado este episodio de histórico es por las nevadas que han caído en muchos lugares por debajo de los 300 metros respecto el nivel del mar (especialmente en las comarcas de Lleida), a las puertas del mes de abril. La bajada de latitud del embolsamiento de aire frío, los cambios en los niveles de humedad y la intensidad de la precipitación, entre otros factores, ayudaron a que la cota de nieve bajara tan pronunciadamente.

Tabla 1. Principales registros de nieve entre los días 24 y 25 de marzo de 2017. Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

En esta tabla de datos podemos ver los centímetros de nieve registrados en las estaciones meteorológicas situadas por debajo de los 1.200 metros de altitud, por lo que en esta ilustración no se muestran los observatorios de la alta montaña (comentaré algún dato en el párrafo siguiente). De la tabla destacan los 27 cm de Prades, los 21 de Arties y los 20 de Rocallaura. Aunque si tenemos en cuenta el factor sorpresa cabe mencionar Artesa de Segre (15 cm), Ivars d’Urgell (5 cm), Juneda (3 cm), les Borges Blanques (2 cm) y Lleida (1 cm). Todo ello son localidades que superan por muy poco o apenas llegan a los 300 metros de altitud respecto al nivel del mar, y que han registrado en un momento dado precipitación sólo de nieve, alternando en algunos casos ratos de aguanieve e incluso sólo de lluvia.

Por último, destacar algunos gruesos de nieve importantes en la alta montaña y que vienen, por qué no decirlo de maravilla, para las estaciones de esquí. Según el Servei Meteorològic de Catalunya, la estación de Cadí – Prat d’Aguiló (municipio de Montellà i Martinet), ha registrado 46 cm de nieve, 45 el Port del Compte (La Coma i la Pedra), y 38 cm en Ulldeter (Setcases).

Sin duda, esos dos días han constituido un episodio histórico en muchos lugares, con registros de lluvia que han superado las expectativas y nevadas que han roto todas las quinielas. Y lo mejor de todo es que toda esa nieve y agua vendrá de maravilla para los ríos, los lagos, los pantanos y la vegetación. La primavera ha empezado con muy buen pie, veremos si es el preludio de unos meses de lluvia y tormentas.

Escasez pluviométrica en Cataluña durante el 2016

Nada más lejos de la realidad, el 2016 ha sido un año destacadamente flojo a nivel de lluvias en Cataluña. Si bien algunos lugares han presentado registros óptimos, la gran mayoría han acabado con acumulaciones por debajo de la media. Este contexto de sequía va siendo reiterativo en los últimos años. En el siguiente enlace podéis echar un vistazo al resumen de las lluvias del 2015: Escasez pluviométrica en Cataluña durante el 2015.

Como viene siendo habitual en Cataluña y, dada a la complejidad del terreno, la distribución de los registros pluviométricos del año pasado ha sido muy desigual, con contrastes significativos en pocos kilómetros.

Figura 1. Precipitación acumulada en Cataluña durante el 2016. Fuente: elaboración propia a partir de estaciones del Servei Meteorològic de Catalunya y Meteoclimatic.

En este mapa podéis contemplar la precipitación acumulada en Cataluña en todo el 2016 a partir de 181 estaciones del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC) y 129 estaciones de Meteoclimatic con sello de calidad destacada y serie continuada de datos. En general, la precipitación ha sido poco abundante, especialmente en poniente y puntos del litoral sur, donde apenas se superan los 350 mm. Las estaciones que han registrado menos lluvia han sido Alcarràs (216 mm) y Vilanova i la Geltrú (245 mm). Los ámbitos que han registrado más precipitación han sido el Pirineo y puntos del Prepirineo Oriental. Las estaciones con mayor registro han sido Espot (1.546 mm) y Ulldeter (1.347 mm), en el municipio de Setcases.

Durante el 2016, el mes que ha registrado mayor cuantía de precipitaciones ha sido noviembre, donde ha caído casi el 17% de la lluvia anual, seguido de abril, con un 15%, y octubre, con un 12%. Por el contrario, los meses más secos han sido enero, donde sólo ha precipitado un 2% del total de lluvia anual, agosto, con un 3%, y julio, con un 3,5%.

Para hacernos una idea de la falta de lluvias, conviene tener en cuenta los registros obtenidos respecto a la media climática. Tan sólo en algunos puntos del Pallars Sobirà, Alt Urgell y Segrià han registrado lluvias dentro de la media. En el resto del territorio las precipitaciones han quedado por debajo de la media climática, con registros en torno al 70 y 80% de lo que debería haber caído. Las zonas más castigadas han sido el sur de Girona, parte de la Región Metropolitana de Barcelona y todo el sureste de las Tierras del Ebro, donde en estos casos sólo ha llovido la mitad de lo que debería haber caído para estas zonas.

Los pantanos se han visto claramente afectados por esa dinámica de escasas lluvias. En pleno mes de septiembre, la media del volumen de los embalses era del 58%, mientras que a esas alturas pero en el 2015 era del 72%. Uno de los pantanos que más han notado el descenso de la disponibilidad de agua ha sido el de Boadella, pasando del 56% de su capacidad en septiembre de 2015 al 37% en septiembre de 2016; 19 puntos menos.

Fuentes de información:

  • Generalitat de Catalunya. Estat dels embassaments. 2016.

Resumen de las lluvias del día 23 de noviembre de 2016

Estos días la inestabilidad meteorológica ha sido la protagonista. Una entrada fría hacia el oeste de la Península sumada al paso de algunos frentes y a la circulación de una borrasca que circulaba por el norte de Europa y que iba bajando de latitud, favorecieron la formación de una baja secundaria que impulsó vientos húmedos marítimos, especialmente del sudeste. Con todo ello, las precipitaciones tuvieron lugar en muchos puntos del territorio. En Cataluña el episodio de lluvias duró tres días y medio (desde el día 21 hasta el 24 por la mañana), pero sin lugar a dudas el día más lluvioso y, por lo tanto, el más destacado fue el miércoles 23.

Figura 1. Mapa de la situación sinóptica del 23-11-16 con geopetencial a 500 hPa y presión atmosférica en superficie. Fuente: Meteociel.

En esta imagen se puede ver cómo el centro de la baja secundaria se sitúa en torno a la costa de la provincia de Valencia, con una profundidad aproximada de 1.000 hectopascales (hPa), no siendo, pues, muy potente. La instauración de esta borrasca en esas latitudes favoreció, como se ha dicho, a un dominio de los vientos húmedos del sureste, favoreciendo, en muchos casos, que la precipitación se viera condicionada por la propia orografía del terreno.

Figura 2. Radar meteorológico a las 16:24 del 23 de noviembre (+1 UTC). Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

En la figura 2 se aprecia el radar de lluvia durante las 16:24 del miércoles. En este caso, las precipitaciones van ascendiendo y desplazándose de suroeste a noroeste. Conforme éstas iban avanzando, se iban generando otras; además, esta lluvia vino acompañada por tormentas. Una línea convectiva bastante extensa (la traza roja de la imagen), fue barriendo el territorio. A media que la línea avanzaba, ésta se iba ampliando. Asimismo y, fruto de esta marcada inestabilidad, se dieron varios casos de granizo y fuerte viento, que en algunos casos llegó a favorecer la formación de un reventón o downburst en inglés, un fenómeno breve pero intenso en el que hay un fuerte descenso del aire que impacta sobre la superficie y consecuentemente se distribuye por todas direcciones, generando un viento muy fuerte y pudiendo ocasionar daños.

Figura 3. Mapa de rayos registrados el 23 de noviembre. Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

La presente imagen muestra los rayos registrados en Cataluña durante todo el miércoles. Los colores azulados y verdosos indican los rayos que hubo durante la mañana y el mediodía, mientras que los que están representados con colores amarillos y anaranjados reflejan los que se produjeron durante la tarde y la noche. Sólo el área del Ebro y del Pirineo Occidental no registró actividad eléctrica.

Figura 4. Precipitación acumulada en Cataluña el 23 de noviembre. Fuente: elaboración propia a partir de estaciones del Servei Meteorològic de Catalunya y Meteoclimatic.

En este mapa se puede ver la acumulación de la precipitación caída durante todo el miércoles día 23. Se han tenido en cuenta 180 estaciones oficiales del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC), y 128 estaciones privadas de la web de estaciones Meteoclimatic, de las cuales 124 tienen sello de calidad y 4 son manuales. Las precipitaciones más abundantes se registraron en puntos del Pirineo Occidental y Oriental, Prepirineo Occidental y Cordillera Prelitoral Central.

Principales cantidades:

– Salòria (Municipio de Alins): 80 mm

– Vilanova de Meià: 63 mm

– Alinyà (Fígols i Alinyà): 62 mm

– Núria (Queralbs): 60 mm

– Bonaigua (Alt Àneu): 59 mm

– Ulldeter (Setcases): 53 mm

– Vacarisses: 53 mm

– Cadí Nord – Prat d’Aguiló (Montellà i Martinet): 53 mm

Resumen del episodio de lluvias del 13 y 14 de septiembre de 2016

La noche y madrugada del 13-14 de septiembre ha sido pasada por agua y tormentas en prácticamente toda Cataluña. Un frente ha cruzado la península de oeste a este y ha dejado lluvias abundantes y tormentas en numerosos lugares. Llegada la noche, las precipitaciones entraron por Lleida y se fueron extendiendo al resto del territorio catalán, donde en torno a la medianoche  ya se produjeron las primeras lluvias en el área de Barcelona. Dado al movimiento e inercia del frente y de la inestabilidad previa asociada al mismo (zona pre-frontal), las precipitaciones siguieron una dirección de suroeste a noreste.

Figura 1. Radar meteorológico a las 00:24 del 14 de septiembre (+2 UTC). Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

En esta imagen se puede ver cómo la línea de lluvias y tormentas iba afectando a las comarcas de Barcelona pasada la medianoche. Se puede apreciar dos núcleos tormentosos en la zona, uno al oeste de Sabadell (1) y otro menos intenso hacia las montañas del Ordal (2). También destacar el área de precipitación fuerte situada en ese momento al este de Igualada (3).

En cuanto a los registros, las cantidades de precipitación que se acumularon fueron muy dispares. Seguidamente se destacan algunos de valores más significativos.

Tabla 1. Principales registros de lluvia entre los días 13 y 14 de septiembre de 2016. Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

Las registros más abundantes tuvieron lugar en la provincia de Girona. Si bien en dicha demarcación se registraron las mayores cantidades en lluvia, en las provincias de Barcelona (en el litoral y pre-litoral) y Tarragona (en zonas de interior), destacaron, especialmente, los rayos registrados.

Figura 2. Mapa de rayos registrados entre los días 13 y 14 de septiembre de 2016. Fuente: Servei Meteorològic de Catalunya.

Por contrapartida, las comarcas de Lleida fueron las que menor incidencia tuvieron en este episodio de lluvias y tormentas, ya que se registró poco aparato eléctrico y las precipitaciones fueron muy discretas.

Las olas de calor

En verano es frecuente escuchar y ver a través de los diversos medios de comunicación que se acerca una ola de calor. ¿Pero qué es una ola de calor? Desafortunadamente, a día de hoy no existe una definición universal, clara y consensuada referente a lo que es una ola de calor. ¿Cuál es el motivo? La circunstancia por excelencia que rige a una ola de calor es la temperatura. No en todo el planeta tenemos la misma temperatura, cada región y país presenta diferentes características climáticas, por lo que, en este caso, el régimen termométrico de cada uno de estos lugares es distinto. Con ello, la percepción y adaptación en cuanto al calor es desigual en cualquier lugar. Una temperatura de 25 ºC en España sería confortable para su población, mientras que esos mismos grados en Noruega resultaría exagerado y difícil de soportar, ya que están acostumbrados a unas temperaturas mucho más bajas. También ocurre en un mismo país. Una temperatura de 30 ºC en Barcelona puede ser incómodo y molesto para sus habitantes, mientras que esos mismos grados en Sevilla son fáciles de soportar, porque allí es algo más habitual.

Una aproximación a la definición de ola de calor

Al no haber una definición unánime de lo que es una ola de calor y, en consecuencia de lo comentado, cada país dispone de sus definiciones, por lo que los criterios de identificación de olas de calor y los modos de hacer frente a sus efectos son distintos. Si buscamos una primera definición básica y general para hacernos una idea de lo que es, podemos definir la ola de calor como una situación en la que durante varios días consecutivos se superan ampliamente los valores de temperatura máxima respecto a la que debería haber en el momento en el que se produce.

Tratemos de indagar algo más en la definición. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), define ola de calor como una situación de mínimo tres días consecutivos en que en un 10% o más de estaciones se registran temperaturas máximas por encima del percentil 95 de la serie de temperaturas máximas diarias entre los meses de julio y agosto para el período 1971-2000. Si estos registros se superan durante uno o dos días consecutivos, la situación no será calificada de ola de calor sino de episodio de calor.

 ¿Y qué quiere decir percentil 95? En este contexto, significa que de todos los valores de temperatura máxima registrados en los meses de julio y agosto durante los años comprendidos entre 1971 y 2000, se escoge el 5% de los valores más altos de todos los registros. El valor más bajo del 5% seleccionado es el límite para determinar si hay o no episodio u ola de calor.

A modo más práctico, si tenemos en cuenta los valores de temperatura máxima de los 31 días de julio y agosto durante 30 años (período 1971-2000), tenemos un total de 1.860 valores de temperatura máxima (uno por día). De todos éstos, al basarnos en el percentil 95, lo que estamos haciendo es seleccionar el 5% de los valores de temperatura más altos, por lo que si tenemos en cuenta que tenemos 1.860 valores, el 5% son 93. Y una vez determinados los 93 valores, se escoge el más bajo de ellos, siendo, pues, el valor límite establecido como umbral para determinar si hay o no episodio u ola de calor. Esta metodología se aplica para cada una de las distintas ciudades. En Barcelona, por ejemplo, el umbral de temperatura máxima es de 30,9 ºC, es decir, si se llega a ese valor o se supera durante tres o más días consecutivos en un 10% o más de sus estaciones (Barcelona y alrededores), la situación será de ola de calor. Si esta misma situación sucede sólo durante uno o dos días consecutivos, será considerado episodio de calor. En Madrid, el umbral de temperatura máxima es de 36,4 ºC (AEMET, 2015).

Origen de una ola de calor

Ahora que sabemos qué es una ola de calor, comentemos brevemente cómo se forman y llegan a nuestro país. A modo básico, una ola de calor viene marcada por una importante irrupción cálida y seca proveniente del centro del continente africano, llevando consigo altas temperaturas, escasa nubosidad y ausencia de precipitaciones. A menudo, esta irrupción cálida hacia la península se ve favorecida por el desarrollo y desplazamiento hacia el sur de una borrasca situada en el océano Atlántico. La extensión y movimiento de esta depresión hacia latitudes más bajas (hacia el sur en el caso del hemisferio norte), obliga a los anticiclones a ascender más hacia el nordeste (no pueden subir “rectos” porque la borrasca lo impide), y junto a ellos les acompañan, a menudo, las irrupciones cálidas y secas que pueden acabar propiciando los episodios y olas de calor.

Figura 1. Mapa de temperaturas a 850 hPa del domingo día 5 de julio de 2015. Fuente: Meteociel.

En este mapa correspondiente al 5 de julio de 2015 se puede observar claramente la irrupción de la lengua cálida hacia la Península Ibérica. Esta situación corresponde a la última ola de calor registrada el año pasado.

Propiedades de las olas de calor

Magnitud: depende de los niveles de temperatura máxima que se alcancen. Evidentemente, a mayor temperatura, mayor magnitud tendrá la ola de calor. Además, hay factores que pueden aumentar su intensidad, como el régimen de vientos de terral y la coincidencia de que la ola de calor suceda coincidiendo con el solsticio de verano (más horas de insolación).

Extensión: por lo general, las olas de calor presentan una superficie de centenares de kilómetros, aunque no es nada inusual ver situaciones en las que llegan a varios miles de kilómetros desde su formación. Sí que fue algo excepcional en ese sentido la ola de calor del 2003, que llegó a países como Reino Unido y Alemania.

Durabilidad: el tiempo en el que hay una ola de calor suele oscilar entre los tres días y una semana, dependiendo de su magnitud, extensión y velocidad a la que se desplaza.

Ocurrencia: las olas de calor suceden con menor frecuencia de las que se cree. Y es que en numerosas ocasiones se confunde episodio de calor (situación mucho más habitual), con ola de calor. Con ello, una ola de calor no tiene un patrón fijo de ocurrencia, dependerá del comportamiento sinóptico. Si bien es cierto que con la proyección de un aumento de las temperaturas en las próximas décadas, se prevé un incremento en las probabilidades de que se produzca una ola de calor.

Espero que con este post tengáis una idea más clara de qué es una ola de calor, un fenómeno clásico durante el verano en nuestras latitudes aunque no ocurra todos los años.

Bibliografía:

  • AEMET: Agencia Estatal de Meteorología. Olas de calor en España desde 1975. 2015. 11 p.

 

Previsión 18-19 de junio de 2016

Este fin de semana se presenta entretenido a nivel meteorológico. Tras unos días de altas temperaturas, superando en varios puntos los 30 ºC, se espera un descenso asociado a una bolsa de aire frío que nos dejaría lluvias y posibles tormentas.

Figura 1. Mapa de temperaturas a 850 hPa del domingo día 19 de junio de 2016. Fuente: Meteociel.

Durante el mediodía y primeras horas de la tarde del viernes podríamos tener las primeras precipitaciones, con posible tendencia al aumento el sábado (sobre todo), y el domingo. Además, en esta situación de lluvias y descenso de temperaturas no se descartan episodios de tormenta y granizo.

Figura 2. Mapa de precipitación del sábado día 18 de julio. Fuente: Meteociel.

Sin duda no viene nada mal un poco de agua, dado al actual contexto pluviométrico en el que estamos desde hace ya varios meses. Esperemos que éste sea el primero de unos cuantos episodios de lluvia y tormentas este verano, ya que dificultará la propagación de incendios e incrementará el agua disponible en los embalses.

Efemérides meteorológicas para el 28 de febrero

Para los que no sabéis qué son las efemérides, podéis leer el siguiente post, también del mismo blog: Efemérides meteorológicas para el 18 de octubre.

Seguidamente, se muestran algunas de las efemérides para el día 28 de febrero según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

– 1642: tormenta en Barcelona. Un rayo agrieta la torre de Montgat.

– 1710: inundación en Murcia, por desbordamiento de los ríos Segura y Guadalentín, que produce daños en la catedral.

– 1993: una ola de frío provoca nevadas en las costas del Mediterráneo, el interior de Cataluña, Valencia y Murcia.

– 2005: mínima de -11,4 ºC en Segovia.

– 2006: temporal de viento en Canarias que derriba árboles centenarios en la Rambla de Santa Cruz de Tenerife. Alcanza 116 km/h en el Puerto de la Cruz (Tenerife) y 104 l/m2 en La Palma y en zonas de El Hierro.

– 2013: gran nevada en la campiña sur de Badajoz, donde quedan carreteras cortadas y pueblos aislados. Un temporal de levante provoca nevadas de 60 cm en Culla y de 68 cm en Vilafranca (interior de Castellón).